Con los avances tecnológicos, pronto se observó que, tanto para estudiar el espacio desde la Tierra como para analizar ciertos fenómenos terrestres,
resultaba mucho mejor si las observaciones se realizaban desde el espacio. Un ejemplo claro es la observación del universo en el rango del ultravioleta,fuertemente limitada por la atmósfera. Las ventajas de la observación desde el espacio son muchas: estabilidad, ausencia de interferencias, capacidad de realizar observaciones periódicas y amplios barridos espaciales, etc. Entre los inconvenientes está la dificultad de asegurar la robustez de la instrumentación embarcada en un satélite, que debe ser capaz de sobrevivir al lanzamiento y funcionar en condiciones
térmicas extremas y en el vacío.
Desde que comenzó la carrera espacial (con objetivos más militares que científicos) hasta hoy, las misiones espaciales de carácter científico se han multiplicado y diversificado.

rango del visible y que ya ha proporcionado imágenes espectaculares), el satélite GOCE (dedicado a la caracterización y medida de la gravedad terrestre) o la misión Cluster (de observación del impacto del viento solar en la Tierra).
Mientras estos satélites funcionan, las agencias espaciales internacionales no dejan de trabajar; alguna de las misiones futuras, a corto y medio plazo, son el James Webb Space Telescope (JWST, continuación de la misión Hubble que observará en infrarrojo buscando las primeras formaciones de estrellas y galaxias); LISA (una nueva ventana de observación del universo: las ondas gravitacionales emitidas por objetos binarios muy masivos agujeros negros, galaxias...); Darwin (búsqueda de vida en planetas como la Tierra que orbitan alrededor de estrellas como el Sol), o la Estación Lunar (un observatorio en la cara oculta de la Luna que asegure la ausencia de interferencias de otros satélites y de la Tierra).
Pintor Velázquez, s/n
28100 Alcobendas
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